Siempre se ha dicho que hablar con uno mismo es de locos. Esa serie de afirmaciones siempre me ponen alerta. La sociedad tilda de locura todo lo que nos hace sobresalir de la normalidad. Y su juicio negativo es la mejor directriz para seguir viviendo en la locura.
Pero como se habla con uno mismo? Cuál es el mecanismo? Quien pregunta y quien responde? El concepto roza esquizofrenia. Y al mismo tiempo es tan complejo que da vértigo.
La mayoría lo hacemos sin ser consientes de ello, ya sea por prisa o por vagancia. Y es en la inconsciencia donde se esconden trampas peligrosas que hacen que la conversación no sea sincera a veces. La inconsciencia hace vago al ese oponente imaginario y permite auto adulaciones, prejuicios, interferencia de los sentimientos, justificaciones injustificables.
Sentarse, en silencio y con tiempo, y preguntarse “Que tal estas?”, “Que piensas?”, “Que sientes?” y ser valiente para afrontar la respuesta es una de las experiencias más enriquecedoras que he experimentado. Es cuando encuentras que ya no eres la media, que pasas a formar una naranja completa.
Otra idea que me produce cierto desasosigo.
ResponderEliminarEsas preguntas.
“Que tal estas?”, “Que piensas?”, “Que sientes?”, me las hago, con intensidad, pero noto que no consigo llegar al fondo de la cuestión. Más por ineficacia que por falta de valor.
Y en ese díalogo con nosotros, ¿Quién pregunta, quién contesta?. Son fascinantes esas cuestiones.
Y ya "The fucking bomb", es cuando "la abuelita", te desgarra con su voz intensa, llena de amor, inteligencia y astucia con preguntas demoledoras.
Toda tu estructura que antes creías sólida se tambalea.
¿Quién pregunta, quién contesta?. Creo que siempre que no sean ni el miedo ni el odio serán conversaciones dignas merecedoras de ser cultivadas y exploradas con mucha atención.