martes, 27 de abril de 2010

Sobre la compasión



Otro de mis deberes pendientes es la compasión. Mi naturaleza absolutamente individualista y antisocial me hace inhabilitada para su práctica. Además si practico algo parecido a la compasión lo resumo al círculo cerrado de los amigos y familiares.  Pero los budistas insisten en su absoluta necesidad para la felicidad diaria. Y porque no probar?
Diseccionando la compasión puedo ver claramente dos niveles  en su práctica. Creo que el primer nivel seria la empatía, el segundo, superior, la compasión. Mientras la empatía solo se traduce en identificar los sentimientos y estados de los otros, imparcialmente, y no requiere implicación personal, la compasión pasa a la acción, como ayuda, apoyo, perdón etc. O al menos a la intención de acción aunque esta no se realice finalmente.
Y por donde empiezo me pregunto yo. Uno no se despierta compasivo de noche a la mañana. Y aquí está el método. Uno de los más útiles ejercicios es en una situación intentar ponerse en lugar de otro y sentir desde su piel. Me gusta porque así como la compasión suena a algo abstracto, este método es perfectamente practicable y te eleva al primer nivel, empatía. Luego el paso al siguiente nivel es lógico y natural.
En lo que sí he pensado es que podemos facilitar el trabajo al otro para la práctica de la empatía  verbalizando nuestros sentimientos. Creo que si ante un problema lo primero que hago es contarle al otro como me siento (ojo, no como me han hecho sentirse), sintonizo mis sentimientos con los suyos y es más fácil avanzar hacia una solución común.
Creo que puede ser una buena aportación al comportamiento universal.

viernes, 23 de abril de 2010

Sobre el crecimiento personal

Budismo es una religión muy incómoda. Mientras en el catolicismo después de pecar basta con ir a la iglesia y pedir perdón al dios, me permito la pequeña rebeldía en forma de minúscula, y es una práctica común culpar de tus errores al diablo, en el budismo todo gira en torno de ti mismo. No hay a quien culpar más que a tu propia mente y es a ella a la que debes pedir perdón para que te libere de la incómoda sensación de un mini infierno en tu corazón.

Me gusta el concepto. Por supuesto lo llevo practicando desde años de la mano de José. La receta es muy simple de explicar y jodidamente difícil de practicar.

Se coge el problema, preferentemente dejando pasar un tiempo después de su adquisición para que madure del todo. Es importante manipular el problema con la mente fría y la inteligencia precalentada. 

Entonces se hace una pequeña incisión en la parte trasera del problema y se explora su interior. Es preferible tratarlo primero en solitario, aunque a algunos les parezca pesado y aburrido, es un trabajo originalmente individual. Los componentes suelen ser de diversa índole pero es importante desechar desde el principio la parte que concierna a los otros y la parte imaginaria. La parte de los otros, porque difícilmente puede ser tratada, suele ser el desencadenante del problema pero no es su causa. La parte imaginaria suele adherirse mucho a la realidad pero se quita fácilmente con razón.

Dejando la culpabilidad para su posterior tratamiento, nos encargamos primero de tratar los porqués. Porqués es una parte vital del problema pero muy difícil de encontrar ya que a menudo suele confundirse con la parte que concierna a los otros. Para distinguirlos es importante usar la primera persona en toda la búsqueda y desechar todo lo que empieza con la tercera, o sea el/ella, suyo.

Una vez encontrada porqués se sacan las conclusiones y se rellena el problema con las disculpas para sí mismo o disculpas a otros, si procede. Las conclusiones se pueden usar más de una vez así que no tengáis prisa en desecharlos. 

Una vez preparado el problema se puede compartirlo con los demás en una amena y amigable discusión.

martes, 20 de abril de 2010

Sobre como cambiar la visión del mundo en una pregunta


La vida de los monjes está llena de prohibiciones. Nos imponen reglas y maneras de estar a veces incomprensibles e ilógicas. Prohibido comer entre horas, prohibido reír, correr, hablar, eructar, sentarse de cualquier manera, hacer ruido con los dedos, prohibido remangar los pantalones, prohibido ducharse por la mañana, entrar en cuarto de los chicos, llegar tarde, tener la luz encendida después de las diez, prohibido hacer preguntas, prohibido vivir.
Ninguna practica del pensamiento positivo aguanta semejante ataque de “no se puede”. Aun en ausencia de castigo te ves obligado a obedecer ya que tu elección es voluntaria. Pero tus pensamientos ya están contaminados por la oposición y negativismo. 
Y una soleada mañana, aquí todas son soleadas, consientes de la rebelión las monjas te ofrecen la solución.

“Porque no intentáis disfrutar de no hacer?”

Es verdad, porque no?                

lunes, 19 de abril de 2010

Sobre el sexo

Nada interesante en este capítulo. En seis meses solo he tenido una aventurilla sin detalles destacables. Y no porque no ha habido oportunidades sino que ya vengo prevenida sobre las relaciones del placer terrenal. Mutan sin darme cuenta en ataduras sentimentales y no hay quien se desprenda de ellas. A pesar de lo que profanan las leyendas urbanas sobre los hombres, la mayoría anda sedienta de las relaciones serias. Y no es mi caso. Además, la atracción intelectual ha brillado por su ausencia y es el rasgo definitivo para volverme loca. 

De lo que quería hablar es del efecto de la abstinencia sobre mi pensamiento. O mejor dicho, la contaminación de mi pensamiento por el efecto de abstinencia. El cuerpo, acostumbrado a su regular dosis del placer durante los últimos 5 años, ha presentado varias quejas durante las primeras semanas. Y en vista de mi indiferencia, pasó al ataque activo. Todo mi ser se ha convertido en un enorme punto erógeno a merced de las hormonas y al alcance de cualquiera. Y eso último era lo más peligroso. Mi punto de vista ha pasado de los ojos a la parte baja del abdomen y el mundo se ha dividido en dos categorías, aptos y no aptos. Pero la razón ha hecho un buen trabajo haciéndome ver a tiempo el deseo disfrazado de amor, mi integridad ha sobrevivido. 

Y cuando ya he pensado que la tormenta ha pasado y mi cuerpo me ha devuelto las riendas, mi sexualidad ha dado un giro inesperado cambiando del objetivo. Me gustan las mujeres. Sin excluir los hombres. Estoy igual de sorprendida que vosotros. He pasado de los ocasionales sueños eróticos a la realidad excitante del pezón erecto de una monja. Será otro delirio de mi vengativo cuerpo? O es la consecuencia lógica de la liberación intelectual y emocional de la mano del budismo? Sea lo que sea, estoy a favor. 

Y el máster tibetano levanto la sotana respondiendo a la pregunta de su discípulo sobre el camino hacia la meditación más profunda.

viernes, 16 de abril de 2010

Sobre el éxito


Hay una cuestión que se nos escapa y que los budistas tienen muy presente. El éxito en la vida es directamente proporcional al beneficio ajeno que creamos. Así de simple pero en ello radica su genialidad. Todas las metas basadas en yo y el mío, no proporcionan felicidad duradera que tarde o temprano se caduca. Mi futuro, mi presente, mi cuerpo, mi bienestar, mis endorfinas, mi conocimiento…
En el templo tenemos que escribir un diario reflejando nuestros pensamientos. El primer día recibí la siguiente respuesta a mis reflexiones autos satisfactorios:  
If what you say cannot benefit others, don’t say it
If what you think cannot benefit others don´t think it
If what you do cannot benefit others don´t do it
Lo sentí como un sopapo a mi inteligencia. Ofendida replique que sin el conocimiento profundo de mi misma no puedo hacer nada por los demás. Pero pensándolo mejor cuantos escritos rebombantes pero infértiles han salido de mis dedos, cuantas horas elogiando mi diferencia y llorando mis defectos. Por supuesto, el propio conocimiento es vital en el budismo, pero su fin no es el pedestal a la auto inteligencia, es su uso compartido para el beneficio ajeno. Y una vez dominada la mente la competitividad, la envidia, los celos etc. pasan a ser tan inofensivos como los espermatozoides de un vasectomizado.
Hace poco compartía a misma visión del mundo que mis amigos. Me alimentaba del bienestar del deporte, del bienestar de la comida, bienestar de buena compañía pero nunca sabía como rellenar los huecos que quedaban. Me roía el gusano de la insatisfacción, casi indoloro pero molesto. Y desde mi humilde opinión creo que encontré la solución.

jueves, 15 de abril de 2010

Sobre la vision de las cosas


Erase una vez un avestruz que vivía en un zoo. Una soleada mañana el empleado del zoo le encontró fuera de la jaula. Disgustado capturó al delincuente y construyó las paredes de la jaula más altas. Pero al día siguiente volvió a encontrar al avestruz pastando fuera de su jaula. Enojado, volvió a levantar la pared pero al día siguiente paso la misma historia. Deprimido por su incompetencia, renuncio al trabajo, y dejo la cuidad. 
Todos los habitantes del zoo se sentían intrigados sobre lo ocurrido, así que el tigre decidió preguntarle al avestruz como conseguía escaparse a pesar de las paredes. “Debes de tener unas piernas fortísimas, dijo, para poder saltar una pared tan alta”. “No es cuestión de piernas, dijo avestruz, la puerta siempre estaba abierta”.
El primer nivel de entendimiento del budismo es la teoría de right view or right understanding. Antes de abordar el problema o asunto de cualquier índole es importante verlo desde la correcta perspectiva para no malgastar el esfuerzo en soluciones equivocadas.  Requiere cierta dosis de sinceridad contigo mismo así como cierta distancia emocional.
Lo más divertido de mi actual experiencia es que mucha gente me comenta que siente envidia. Vale, es exótico e infrecuente pasar los cuatro meses entre las paredes de un monasterio rodeada del silencio, dragones, y estatuas con ocho manos y sonrisa de Mona Lisa. Pero los principios que ponemos en práctica son de lo más comunes. El altruismo, la empatía, la belleza de las pequeñas cosas, la postura  y concentración se predican desde la familia, religión, escuela y hasta desde el estado (véase mi educación soviética). Entonces porque ahora y no durante los pasados 27 años?
Se me ocurren dos razones:
La primera, aprendemos esos principios desde la posición del “debería” y no “quiero”. La obligación de hacer nunca nos ha permitido ver los beneficios que trae para ambas partes.
La segunda, a medida que crecemos nos damos cuenta que el éxito en la vida no rima con el altruismo. La vida nos impone el ley del más fuerte, y una vez te encaminas sobre sus raíles es casi imposible cambiar de opción. Lo que queda es la vaga y incomoda sensación que debe de haber otro camino que permite la felicidad más duradera y menos dependiente. Pero la vida es tan ruidosa y ajetreada que ahoga cualquier indicio de duda, y si no, para eso están los somníferos.

sábado, 10 de abril de 2010

Pensamientos, a veces frívolos a veces pesados, caóticos o organizados, calcados o con denominación de origen, es un tráfico incesante que solo la propia mente sabe parar, sin contar la señora de negro, por supuesto.
La meditación se traduce para mí en una tortura de media hora de sufrimiento y resentimiento, con la mente inquieta azuzada por el dolor de espalda, piernas adormecidas y gotas de sudor resbalando sobre la piel pegajosa. Imagínese 33ºC, diez personas en una habitación sin ventanas, el nudo de las piernas inverosímil, la espalda todo lo recta que permiten años de la práctica de la anti postura y el del al lado crujiendo los dedos cada 5 min. Cada segundo que pasa el dolor avanza por tu cuerpo tomando posiciones, pulsante en las rodillas, sordo entre los omoplatos, trepando por los hombros sus dedos abrazan mi cuello con crueldad para luego volver a las rodillas y empezar de nuevo subiendo de intensidad. El tiempo toma una medición diferente, se alarga como una goma, segundas se escurren con una lentitud de cemento.
Ayer paso algo. Me acomode como siempre en mi puesto, anude las piernas y me prepare para sufrir. Coge aire, expulsa, coge, expulsa, coge expulsa. Y de repente la oscuridad me golpeo la mente con brutalidad de un ladrillo. Creo que hasta me caí un poco atrás. Y después nada, solo una conciencia muy pequeña dentro de un cuerpo-castillo inhabitado y frio. Y dentro de la oscuridad un a penas hilo de sonido que anuncia fin de clase. Respiro hondo y abro los ojos incrédula, la oscuridad también ha tragado el tiempo. The system was successfully restarted.