viernes, 25 de junio de 2010

Acojoná


Ser el dueño de tu propia vida infunde respeto. Ser el dueño de una vida aventurera acojona. Lo que se ve desde fuera como una aventura envidiable es el fruto del largo parto de las grandes decisiones con complicaciones de dudas, miedos y a veces retracciones. 

Cada vez que tengo que hacer un paso en lo desconocido el pánico me paraliza. Es una verdadera tortura, no puedo respirar, no puedo comer, no puedo escribir. Inclinada, con un pie sobre el vacio, sin poder dejar de preguntarme: “Quien, leches, te ha metido esa guindilla en el sitio estratégico que no te deja acomodarse plácidamente sobre los raíles de las expectativas sociales?”

Ya sé la respuesta. Los cambios son siempre a mejor, por más trágicos y desfavorables que nos parezcan en el punto de inflexión. Los cambios son retos, y solo de los retos nacen los individuos. Y entonces, cierro los ojos, respiro hondo y salto…

1 comentario:

  1. Y nunca estás tan vivo cómo en esos momentos.
    Los colores son más vívidos, tu mente más atenta, tus pensamientos más sagaces.
    Y yo, aquí me hallo, en la comodidad de la rutina, echando de menos esa sensación,en parte por compromisos que voy adquiriendo, y en parte por mi desarrollado hedonismo que me hace féliz y me debilita a partes iguales.
    Porque a mí valor no me falta, pero me gustaría tener un refugio para volver cuando me cansase de "descubrir mundo".
    Tu tienes la energía para hacerlo, y no tengo ninguna duda de que hasta los momentos más difíciles los recordarás con ilusión cuando te atrapen las garras de los placeres de la seguridad.

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