Cada vez estoy más convencida que la felicidad es cuestión del esfuerzo. No es un sentimiento aleatorio donde nosotros somos la parte pasiva. No vale sentarse y esperar.
Es el resultado de duro trabajo sobre los puntos de vista y percepciones. Es cuestión del esfuerzo, voluntad y practica.
El sol siempre esta, lo saben bien los pilotos. Lo positivo también, lo saben bien los optimistas.
Lo divertido es que, una vez que concibas la idea, la pregunta de “cómo estás?” ya no procede.
Me parece una buena meta hacia la que tender, pero imposible de conseguir. ¿Que barco no se zarandea con los golpes del mar?.
ResponderEliminarEvidentemente no deben hundirte, pero se sienten.
Integrar el sufrimiento de manera positiva es un don, pero no lo consigues de manera inmediata. Acusas el golpe. Luego te recuperas, coges aire y al mirar al frente puede que aún haya más luz.
Y luego, incluso a mí que me considero estable, me vienen unas tristezas profundas cuyo origen no tengo claro.
Están por dentro, sacan su mano y te estrujan el hígado. Puede suponer posibilidades del origen, pero ninguna certeza.
Mantener una línea emocional inalterable a viento y marea no sólo me parece imposible, sino que creo que sería "aburrido".
Es curiosa la capacidad que tenemos de auto justificarnos menospreciando a las ideas cuando sentimos que esas ideas están atentando contra el orden establecido de nuestras vidas. Recuerdo que hace un mes comentaba yo sobre el gris que sería el mundo sin las tristezas y dramas y si estaríamos dispuestos sacrificar la belleza que crean por la felicidad, alguien dijo “si todo mi entorno es poesía pura...¡Que le den "polculo" a los museos!.”
ResponderEliminarY ahora te parece aburrida la misma poesía pura de la felicidad?
Por supuesto, que es una meta a alcanzar, pero imposible!? Si lo consideras imposible, será imposible. Los límites nos los imponemos nosotros mismos.
Obviamente, es pronto hablar de los cambios en la percepción del exterior cuando todavía tenemos misteriosas tristezas que habitan oscuros armarios interiores. No es posible crear la positividad cuando no conocemos el origen de la negatividad.
El mar no zarandea el barco, el barco se mueve al compa de las olas, se unen en el mismo ritmo. Como cuando el viento sopla y el árbol se mueve, como sabes si el viento agita el árbol o el árbol se agita con la fuerza del viento. Porque en realidad no hay barco ni las olas ni viento ni árbol, solo hay un enorme vacío donde nuestra conciencia crea el contenido. Y llegar a vislumbrar este estado puede ser cualquier cosa menos aburrido.
Je, je. Belicosilla??.
ResponderEliminarMe parece muy bien. Y tienes mucha razón en lo contradictorio de esas ideas.
Pero sólo al final digo que "Creo" que sería aburrido.
Como a veces pienso que si no trabajásemos nuestro tiempo de ocio no sabría tan rico.
Sólo sugiero, que quizás el contraste haga más brillante el blanco.
Y la imposibilidad, quizás tengas razón y se pueda conseguir un estado de felicidad perpétua.
He tenido épocas muy largas así. Todo me parecía divertido, interesante y emocionante.
Pero te equivocas en que "atenta contra el orden establecido de mi vida".
En realidad mi vida es un caos. No se donde está el objetivo a seguir. Sólo sé lo que no quiero. Y no defiendo nada de mi vida salvo mi derecho a decidir.
Prefiero, con mucho, el camino que tú eliges.
Y de los amigos de los cuales me nutro, eres tú mi nutriente más rico.
Belicosa no, exigente sí.
ResponderEliminarPero sigo sin conseguir trasmitirte la idea. Si que tenemos un orden establecido en nuestras vidas, o una serie de reglas o normas en las que creemos. Y el tuyo, por lo que escribes, gira en torno a la idea de que nuestros sentimientos tienen vida propia. Vienen, nos invaden y se van sin que podamos hacer nada al respecto.
La felicidad perpetua, como la llamas, es la consecuencia no es la meta. Puede ser la tristeza perpetua o el enfado perpetuo si alguien les encuentre suficiente sentido para gobernar en su vida. La meta es devolver el poder de tus sentimientos a tu mente. Entonces ya puedes prescindir del contraste para hacer tus emociones más potentes.
Y una de las herramientas para conseguir ese poder es moverte con el entorno. Si defines lo que no te gusta es como si hicieses el árbol más rígido contra el viento o anclases el barco durante la tormenta. Entonces el desastre es inevitable.
"Exigente", perfecto. Me parece genial.
ResponderEliminarY no creo que no podamos "hacer nada al respecto", es que "no podemos hacer todo". Vamos, que algún % siempre es ajeno a nuestro control. Un pequeño % si quieres, pero existente.
Respecto a que si defino lo que no me gusta, me vuelvo más rígido y frágil. Entiendo la metáfora, pero no entiendo por qué. ¿Me estaré volviendo cortito?. Tendrás que explicármelo mejor, que llevo una vida muy poco enriquecedora para el intelecto. Y menos ahora en veranito, con la playa y eso.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPues yo creo (creo de estoy convencido) que el % que controlamos es ridículamente ínfimo en comparación con el que no. La vida es absurdamente aleatoria. De hay el sentido de la frase que titula esta entrada. Si tiene solución o si no la tiene…no lo sabemos, se escapa a nuestro control.
ResponderEliminarAh, y si tenemos dos barcos, uno anclado y otro sin anclar, y hay una tormenta, el que se va llevar la peor parte sin duda, es el que está sin anclar.
Que gracioso. La cuestión acaba siendo tema marítimo.
ResponderEliminarLo que pasa Iñaki es que tú te imaginas el barco anclado a cubierto del puerto.
Pero si anclas un barco a merced de las olas, y el otro navega.
El anclado te lo parte en trocitos. (Si aguanta el ancla, claro).
Simplemente imagino un velero pequeño (si imaginamos un gran buque la cosa cambia, pero tampoco tanto).
ResponderEliminarA ver marinero, imagina que hay dos veleros fondeados cerca de la costa y hay tormenta. Si uno de ellos no utiliza el ancla, lo más probable es que termine hecho añicos contra la costa o contra el puerto. El otro puede que su ancla pierda el agarre al fondo, pero tranquilo, que no se va a partir nada. Si estamos navegando en alta mar, evidentemente no se puede anclar al fondo, pero en ese caso se hecha un ancla flotante para "sujetar" el barco.
Pendón, "se hecha un ancla" de echar sin hache.
ResponderEliminarIñaki. Creo te equivocas en el significado de la frase que titula esta entrada. La vida sí es aleatoria pero tenemos el total control en nuestras respuestas emocionales ante esta imprevisibilidad. Podemos fabricar la felicidad en vez de esperar que venga. NO digo que sea fácil, digo que es posible.
ResponderEliminarJosé. Porque la vida es totalmente imprevisible y nada es permanente, no te parece inútil definir lo que no te guste cuando no tienes ningún control para evitar que ocurra. No te parece que al definirlo lo único que consigues es la frustración, porque la vida gira según sus propias causas y condiciones. No es mejor la flexibilidad de adaptación? Por supuesto que necesitas moverse en la dirección de tus preferencias, pero mientras tanto debes estar dispuesto de hacer preferente cualquier opción que venga.
Respecto a "no te parece inútil definir lo que no te guste".
ResponderEliminarLa respuesta es "No", definiéndolo, lo evidenciamos, lo identificamos, y decidimos voluntariamente poner entre ese hecho y nosotros la mayor distancia posible.
Por ejemplo: "las alianzas laborales para conseguir un rédito, las críticas por la espalda, etc, etc". Tengo que vivir en ese estercolero, pero intento pringarme lo mínimo posible.
Depende como se mire, Anna. Claro que podemos "elegir" nuestra respuesta emocional ante una imprevisibilidad, pero nosotros no controlamos esa imprevisibilidad. Por lo tanto la puedas solucionar o no, no te agobies y tómatela de una forma positiva. Así es como la interpreto yo.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de fabricar la felicidad, pues...si, podemos intentarlo, pero que nos llegue o no ya no depende sólo de nuestro intento.
El que la sigue la persigue...
José. No hablo de la moral. Por supuesto que tenemos que guiarnos por unos valores morales y reglas de convivencia. Hablo de apetencias. Y allí ya puedes intentar imponer distancias y construir las barreras, que la vida tira tus fichas al suelo, como yo solía hacer en ajedrez cuando la pérdida era inminente, y cambia el orden de las cosas sin avisar.
ResponderEliminarHace unos meses sentía como un fracaso tener que volver a casa de mi madre sin trabajo ni planes. No me imaginaba una resolución peor de mi odisea. Ahora veo cualquier opción como la mejor, ya le encontraré los pros si hace falta.
Iñaki. Puff que limitado es el lenguaje, estábamos hablando de los mismo. Acabas de dar con la formula de la felicidad. Pero en que parte de ella se dice que la felicidad no depende de nosotros?
"Pero en que parte de ella se dice que la felicidad no depende de nosotros?"
ResponderEliminarEn ninguna, pero se da por entendido si aceptamos que la vida es un puro azar.
Bueno, pues en la generalización no nos habíamos entendido cuando dije: "Sólo sé lo que no quiero".
ResponderEliminarMe refería a ser y comportarme como esa gente a la que antes me refería.
Aprender a hacer felices en cualquier situacion es la meta.
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