La iniciativa. A mía siempre parece necesitar de empujones y ejemplos. Siempre parece esperar para adjuntarse a las causas de los otros.
Esta semana deje de soñar con el protagonismo para pasar a la acción. Hice un pequeño paso a contracorriente, negándome a sumirme en tan cómodo “las cosas son así”, haciendo caso omiso a “no va a servir de nada”, traicionando mi bien sonoro “yo no me implico” que viene a ser el sinónimo “me acobarda actuar”.
Y ha servido! He salvado la vida de esta pequeñaja. La bauticé Laika pero su destino era mucho menos heroico que el de su tocaya. La iban a comer con patatas a finales de septiembre. Ahora tenemos un dueño. Y quién sabe si entre las risas y burlas que me rodean habrá algún punto de mira en proceso de cambio invisible.
“Podemos”, dijo Obama, y se levanto la ola de la voluntad publica en acción. Pero toda ola se inicia con el aparentemente insignificante pero imprescindible “Puedo”.
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