Que sed de silencio después de dos semanas de vacaciones con mi familia. Y a la vez que necesidad de comunicarme, no de hablar, de comunicarme.
Ahora lo tengo claro, la fuente primaria de la contaminación acústica es el habla humana. Pasamos la mayor parte del día traduciendo los pensamientos instantáneamente al habla sin parar a pensar ni un momento si lo que decimos aporta algún beneficio al ser pronunciado. Y cuando no tenemos a nadie quien nos escuche encendemos la tele, escuchamos la música o hablamos en voz alta.
Parece como si hablar significase estar presente, pero es todo lo contrario. Es el silencio lo que permite vivir plenamente el momento. El silencio es lo que te hace partícipe de la vida, es absorbiendo cuando nos enriquecemos, no irradiando. Absorbiendo por los cinco sentidos, o los seis según visión china, donde la mente es el sexto órgano.
Así que la próxima vez que tengas tu arsenal verbal en la punta de la lengua, para, se consiente sobre lo que vas a decir, y pregúntate si es suficientemente valido para asesinar la magia del silencio.
No puedo estar más de acuerdo. Recuerdo la historia de una mujer que viajaba a un país del este de Europa cuando estos no tenían TV, ni todo este bombardeo contínuo de información (frívola la mayoría de las veces).
ResponderEliminarUna vez superado "el mono" de TV. Sus mente empezó a llenarse de pensamientos y sensaciones ricas y brillantes. Cómo si hubiese estado dormida.
Otra cuestión paralela que me agota, es la de aquellos que para contar una idea, meten paja, y paja, y más paja. ¿Como explicar a alguien la diferencia entre lo esencial y lo superfluo?.
¿Cómo transmitir a alguien el amor por la precisión?.
Ayer me llamó Mª Cruz la clienta de Lisy (ahora ya RIP), y para contarme una idea de dos líneas, la tuve al teléfono unos 40 minutos. Yo en silencio, asombrado de cómo podía hilar una tras otra cuestiones que le alejaban del tema, y tan irrelevantes cómo aburridas. Me hubiese encantado poder grabarla y tenerlo como ejemplo de a lo que me refiero.
A veces creo que son gente a quién nadie escuchaba, y cuando les dejas hablar sienten: "No me cortan, no me cortan, voy a seguir hablando y hablando para poder tener la palabra el mayor tiempo posible". Cómo si tuviesen una sed angustiosa de ser escuchadas pero sin darse cuenta de que por ese camino en seguida dejarán de escucharlas... O las asesinarán, según tengas el día.
Como dice la canción de EUDLF: "si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir".
ResponderEliminarAunque me temo que si todos siguiésemos esa máxima a rajatabla nadie nunca pronunciaría palabra alguna.
Vivimos en un mundo tan contaminado acústicamente que yo me conformo con mucho menos.
Jodó, me ha costado caer en quién es EUDLF.
ResponderEliminarMenos mal que conocía la canción.
El último de la fila. ¿Te has inventado tú las siglas o les llaman así?.
Los budistas usan la belleza de la palabra y su utilidad como sinónimos. Si lo que vas a decir no aporta nada para el próximo no lo vayas a decir.
ResponderEliminarUna aproximación muy interesante. La teoría dice que la comunicación efectiva es restrictiva en sí misma y se asemeja a una espiral con los cirulos cada vez más pequeños. Se empieza con un círculo amplio de aproximación de los puntos de vista y cada vez se estrecha en temas comunes excluyendo lo no compartido por ambos comunicadores. Así la comunicación siempre se gira en torno a un círculo minúsculo de viejo conocido
Si usásemos la propuesta budista la comunicación se convertiría en expansiva ya que en vez de centrarnos en nuestros propios intereses, estaríamos mas motivados a conocer lo ajeno, o sea nuevo y desconocido y aportador por lo consiguiente.