viernes, 30 de julio de 2010

Mas allá del bien y el mal



Estuve equivocada de nuevo. No existe la crítica positiva, ni siquiera la constructiva. No es más que un acto de autoadulación disfrazado de compasión y buenas intenciones. No es más que la búsqueda de la seguridad en la multiplicación de nuestras propias creencias.  
El mismo juicio es injustificable. Cada realidad se rige según sus propias condiciones y causas incomprensibles a los espectadores de fuera. No existe ni el bien ni el mal, no como los fenómenos universales y permanentes. Son los últimos eslabones de la ficticia estabilidad del universo camino a la libertad del vacío existencial.

10 comentarios:

  1. Yo creo que sí que existe, lo que pasa es que son tantas las variables que resulta imposible juzgar un hecho con una total comprensión de todos sus aspectos.
    Creo que lo importante en ese análisis es si estamos interesados en la verdad, aunque esta nos descubra un lado de nosotros que no nos apetece ver.
    Pero hay una faz oculta en toda acción que es su verdadera etiqueta, y es la que la define perfectamente, pero que nadie, a veces ni nosotros podemos desvelar: LA INTENCIONALIDAD.

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  2. Omito la discusión por la misma razón. En las creencias, el juicio ajeno no procede. Porque la verdad absoluta es como la fe, cegadora en su autoritarismo.

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  3. "la verdad absoluta es como la fe".
    La fé se basa en una premisa externa a nosotros, y sobre todo no común. ¿Cómo llegar a un punto de encuentro si cada uno cree que su Dios es el correcto y basa su decisión en ese hecho inamovible?.
    Pero en el tema moral podemos concretar un punto de encuentro común. Por ejemplo el budista: "Compórtate con los demás como quieres que lo hagan contigo". Si ambas partes aceptan este punto de inicio como correcto, la lógica, puede llevarles a un punto de encuentro en cada cuestión concreta.
    Es lo que llamaríamos definir la moral desde un punto de vista analítico.
    Si una de las partes dice:"No, lo correcto es tratar a los demás mucho peor de lo que quiero que me traten a mí". Entonces no hay acuerdo posible, claro.
    El acuerdo moral se basa en que ambas partes reconozcan que hay una semilla moral en lo más profundo de todos nosotros que nos dice que algo no está bien.
    La misma simiente sería la idea Kantiana. Para mí, aún más precisa y apta para el análisis.
    Vamos, en resumen, que la moral, no es, por esta razón, tan cegadora como la fé.

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  4. Creo que la frase de Anna no tiene tanto que ver con los prinicpios morales como con la aceptación de la realidad del mundo.

    Me encontré con esta idea cuando Siddartha, a pesar de su sabiduría y toda su experiencia vital debe aceptar que su hijo no es lo que a él gustaría que fuera (una persona íntegra y fuerte).

    Y también más recientemente en la trilogía de Javier Marías "Tu rostro mañana", cuando un jefe de espiaonaje británico le pone en entredicho el concepto del bien y de mal que nos rodea en el mundo con la expresión de.... "es el estilo del mundo" (no sé si es una traducción demasiado literal... igual es sólo una expresión genuinamente inglesa).

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  5. "Aceptación". Bien, me parece bien, aceptar. Pero yo puedo aceptar algo que juzgo cómo malo. Sólo que es un grado "tolerable".
    Nadie dice, mi hijo es un buen chico, sólo que nazi.
    Pero si como dicen Anna "No existe ni el bien ni el mal", ¿cual es la alternativa que debe regir nuestros actos?.

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  6. “Compórtate con los demás como quieres que lo hagan contigo” es una formula obsoleta y ineficaz. Obvia completamente un pilar para mi imprescindible en las relaciones humanas, la simpatía. Construye las relaciones del individuo con los demás en función a los propios juicios sin tener en cuenta las necesidades ajenas. Y presuponer que la parte contraria posee los mismos necesidades que las tuyas es, como poco, de ignorantes.
    La moral también es la fe, la fe en la verdad universal del bien y el mal. “Compórtate con los demás como ellos quieren que te comportes con ellos”. Esa seria para mí la formula. Creo que haría relaciones humanas más exitosas gracias a la permeabilidad y flexibilidad de la simpatía. Más allá de la moral también lo extrapolaría a lo correcto e incorrecto. Entonces nos daríamos cuenta de la camaleónica inpermanencia de los valores del bien y el mal. Nos daríamos cuenta que en el origen es el mismo fenómeno, el punto de vista.

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  7. Obsoleta, e ineficaz, es posible, pero tiene como ventaja una sencillez que se puede explicar a un niño.
    Yo sin duda prefiero la fórmula Kantiana: "Actúa de manera que tu forma de actuar pudiera ser instaurada como forma de comportamiento universal".
    Y estoy de acuerdo cómo decía antes que la moral se basa en la fé (cuando hablo de que se requiere un "acuerdo moral"). En la fé de que distinguimos que hay esa semilla en el fondo de cada alma humana que nos dice que la fórmula kantiana, budista o cristiana van por buen camino, que si miramos hacia dentro sabemos que esa semilla está ahí, que no depende de puntos de vista, de modas, de tiempos. Está ahí, sólo hay que saber mirar, sin querer mangonearla, sólo descubrirla.
    Sí, eso es fé. Y yo, sin duda alguna, en ese aspecto soy un fervoroso creyente.

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  8. "presuponer que la parte contraria posee los mismos necesidades que las tuyas es, como poco, de ignorantes."

    Pues si presuponer eso es de ignorantes, tengo curiosidad por saber qué seré yo, porque no es que lo presuponga, es que estoy convencido. :)

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  9. Iñaki. Si pensase como tú, nunca recibirías una postal de mi parte porque, según mi punto de vista, no le veo ninguna utilidad y no tengo necesidad de recibir una. Pero lo que hice es ponerme en tu lugar y tener en cuenta tus necesidades en vez de aplicar mis propios criterios.

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  10. "lo que hice es ponerme en tu lugar y tener en cuenta tus necesidades."

    Pues entonces lo que has hecho no es ni más ni menos que aplicar esa frase que tan obsoleta e ineficaz te parece. O acaso a ti no te gustaría que los demás actuasen de esa forma contigo?.

    Si yo pensara como tu (“Compórtate con los demás como ellos quieren que te comportes con ellos”), cada vez que, por poner sólo un ejmplo, tratase con un déspota, me tendría que humillar.

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