sábado, 29 de mayo de 2010

Sobre la inteligencia


En uno de los libros de José Antonio Marina venia una distinción que en su tiempo me pareció genial. Se trata de diferenciar entre la inteligencia computacional e inteligencia ejecutiva.
Inteligencia computacional se dedica exclusivamente a recopilar los datos a modo de enciclopedia. Dentro de esta primera también entran los módulos básicos de comportamiento que funcionan por debajo del nivel consiente, como miedo, por ejemplo.
Y a otro nivel esta la inteligencia ejecutiva que se encarga del control y dirección de la primera. Y es esta misma, la que es responsable de adecuar la reacción emocional a cada situación, elegir el comportamiento apropiado, de establecer y cambiar las metas vitales.
Esta distinción permite explicar porque hay ingenieros nucleares que son incapaces de freírse un huevo sin quemarse con el aceite y los analfabetos que llegan a guiar masas.
Dentro del budismo he encontrado una diferenciación parecida. Hacen hincapié en invertir en sabiduría, en vez de en conocimiento.
La acumulación del primero nos hace más inteligentes, la grandeza de la segunda, más felices.

jueves, 27 de mayo de 2010

Sobre la sabiduria

















Es común achacar la falta del conocimiento a la ineptitud de los profesores, a la incorrección del método, a la inadecuación de las condiciones del estudio. Lo que constato con sorpresa es que con la edad y sabiduría la capacidad de aprender deja de depender de los factores externos. Ya no es necesario que alguien le de la forma al conocimiento para consumirlo, simplemente adquieres el poder de verlo diluido en el universo. 
Y entonces una simple manzana te lleva a formular la teoría de la gravitación.

martes, 25 de mayo de 2010

Sobre tener


Siento que mis dedos se mueven solos al compa de la tristeza que brota de mi corazón. Una tristeza alegría, mutante de dos caras, que se atragantó en mi garganta desde esta mañana. Escurre mis ojos en busca de la lluvia pero solo consigue un débil lamento del alma aullando a la luna llena. Lloro la perdida y me rio el encuentro.


Dicen que si vives la vida a pleno pulmón, el adiós deja de ser un lamento sobre el pasado y se convierte en la celebración del presente. Hoy celebro la partida de un amigo. Celebro risas, enfados, viajes, abrazos, alegrías, miedos, conversaciones y más risas. Celebro sólidos puentes que voy creando por el mundo, que sobreviven las presencias y ausencias. Celebro tener sin amarrar.


Nos vemos!

sábado, 22 de mayo de 2010

Sobre las formas

Estoy feliz. Os doy 5 min para buscar un error en esta expresión. Lo veo tan evidente ahora pero hace un mes tendría la misma cara de desconcierto que vosotros. 
Mirad la diferencia: estoy feliz – siento la felicidad. La primera frase otorga al sentimiento el poder sobre nuestra mente y nuestro cuerpo, mientras la segunda posiciona la mente como un mero observador aséptico. 

El error está en el hábito de identificar nuestros sentimientos con nosotros mismos. Yo no soy lo que siento, yo soy ese otro que observa sus sentimientos, analiza su origen, ve su evolución y cese, incluso sonríe con indulgencia ante sus ridículos intentos de dominarle.
“Mira allí va el miedo, que ridículo parece disfrazado de escusas para no hacer; mira y allí está el amor, ah no, sigue siendo el miedo, el miedo de estar solo; esa va a ser la pasión, que necesidad de posesión esa cargando la pobrecilla; me pongo las gafas de sol que aquí viene la felicidad, y detrás coletea el odio, pero si es el miedo otra vez, miedo a reconocer sus propias imperfecciones.”
Y así, creado el hábito de reconocer, pasamos a sentir siendo nosotros mismos.

jueves, 20 de mayo de 2010

Sobre la felicidad


El horario del templo me hace levantarme a correr a las 5 de la mañana. Que coñazo pensareis. Es verdad, pero, superados los primeros minutos de la pereza, la sensación de la victoria de la mente sobre el cuerpo, de un cuerpo fuerte y vivo, de la potencia de las piernas transmitida a la carretera, del amanecer increíble del fondo dibuja la sonrisa en mi rostro y me empuja con ímpetu a superar mis marcas.
Y con sorpresa me doy cuenta que por algún truco de magia psicológica mi disfrute se transmite a la gente que se cruza conmigo. Sonrisas amplias se dibujan en sus rostros al ver una blanca española jadear con alegría por las mugrientas calles de su ciudad. El deporte nos hace iguales por un instante y disfruto regalándoles esa sensación, a pesar de ilusoria y pasajera.
Producir la felicidad sin la intención de hacerlo, solo viviendo con alegría y disfrutando de lo hacemos en cada momento, es la forma más fácil de altruismo. Ser feliz para hacer feliz.

martes, 18 de mayo de 2010

Sobre la libertad

Es la primera vez que estoy aprendiendo a aprender sin la recompensa. Todos estos años del trasvase intelectual del sistema al individuo me he acostumbrado a pensar a cambio de valoraciones ajenas. Pensar a demanda. Y si se me ocurría algún pensamiento potencialmente valioso fuera del horario sentía la necesidad urgente de obtener su valor exponiéndola al alguien de referencia para mí.

Las monjas muestran una indiferencia casi ofensiva hacia nuestra evolución intelectual. Las ideas que exponía con tanto aplomo en mi diario no las inmutaban en absoluto, y si lo hacían lo mantenían en silencio. El camino del crecimiento personal es personal, perdonen la redundancia, y es el propio bienestar el que hace del indicador del acierto. La conclusión me ha costado horas de impotente frustración que mordía mi intelecto con rabia salpicando los demás de malhumor y quejas. Pero la lección es valiosísima en si porque libera el intelecto. Ahora pienso para mí misma en vez de recitar en voz alta.

domingo, 16 de mayo de 2010

Sobre el silencio


Que sed de silencio después de dos semanas de vacaciones con mi familia. Y a la vez que necesidad de comunicarme, no de hablar, de comunicarme.  

Ahora lo tengo claro, la fuente primaria de la contaminación acústica es el habla humana. Pasamos la mayor parte del día traduciendo los pensamientos instantáneamente al habla sin parar a pensar ni un momento si lo que decimos aporta algún beneficio al ser pronunciado. Y cuando no tenemos a nadie quien nos escuche encendemos la tele, escuchamos la música o hablamos en voz alta.  

Parece como si hablar significase estar presente, pero es todo lo contrario. Es el silencio lo que permite vivir plenamente el momento. El silencio es lo que te hace partícipe de la vida, es absorbiendo cuando nos enriquecemos, no irradiando. Absorbiendo por los cinco sentidos, o los seis según visión china, donde la mente es el sexto órgano.    

Así que la próxima vez que tengas tu arsenal verbal en la punta de la lengua, para, se consiente sobre lo que vas a decir, y pregúntate si es suficientemente valido para asesinar la magia del silencio.